viernes, 18 de julio de 2014

Grupos de ayuda mutua: la confianza como recurso


Si preguntásemos el papel principal que juega una asociación de pacientes, muchas personas quizás dirían que es poner en contacto a personas que conviven o han convivido con una misma enfermedad. Es, sin duda, uno de los principales propósitos de una asociación y, para fomentar la relación entre ellos, en ocasiones se promueven los grupos de autoayuda o ayuda mutua.

¿Has participado en alguna ocasión en un grupo de este tipo? Hay opiniones para todos los gustos pero yo soy un claro defensor de esta actividad siempre que esté bien ejecutada ya que puede tener sus riesgos.

¿Qué te puede aportar un grupo? Un espacio de confianza, de respeto y de confidencialidad, donde poder desahogarte sin miedo a ser juzgado y sin temor a dañar a la persona que escucha lo que quieres decir. Es normal que calles cosas ante personas que quieres, muchos lo hacemos, y los grupos son espacios muy idóneos para expresarte y recibir consuelo o consejo si es lo que pides. Además es un fantástico recurso para compartir experiencias y recomendaciones. Y también, compartiendo haces que la soledad no lo sea tanto.

¿Qué debo tener en cuenta? En primer lugar, conviene reflexionar antes de participar en un grupo de ayuda mutua. Quizás no es el mejor momento, puede que no estés preparado para hablar o escuchar determinadas cosas, o tal vez te sientas presionado a hacerlo por un ser querido. Para que el resultado sea positivo debe ser una decisión individual, voluntaria y meditada. No obligues a tu pareja/hermano/amigo... a participar!!! Probablemente resultará contraproducente para vosotros y para el grupo.

Por otro lado, ten en cuenta que en el grupo existen unas reglas que deben ser respetadas y que se resumen principalmente en el respeto hacia los demás participantes. Este tipo de grupos son autónomos pero es fundamental que sepa gestionarse adecuadamente. Por ello, siempre creo que debe existir una figura de mediador que sepa coordinarlo. No tiene porqué ser siempre la misma persona y será necesario que se cerciore de que el grupo sepa crear un ambiente cálido y actúe como dinamizador y supervisor. Una entrevista previa con alguna de estas personas te ayudará a tomar la decisión sobre si el grupo es idóneo o no para ti.

Yo mismo participé en estos grupos después de mi enfermedad y, posteriormente, los coordiné. Y he podido comprobar los efectos positivos que puede llegar a tener. Pero cuidado, también he tenido experiencias en la que el resultado no ha sido tan positivo por la dependencia al grupo y la gran influencia que generaban los comentarios en la propia persona. La clave es tener claro lo que uno busca en el grupo, saber abandonarlo cuando se haya logrado, y sentirse cómodo con la dinámica y los componentes del grupo. 

¿Nos cuentas tu experiencia u opinión?

1 comentario:

  1. Comencé a involucrarme en organizaciones de pacientes precisamente porque, cuando me diagnosticaron, lo primero que busqué eran personas en mi misma situación. Sin duda acerté en hacerlo y me ayudó a afrontar la enfermedad de un modo mejor. Supongo que cada paciente es diferente y quizás no para todos sea positivo un grupo de ayuda, pero creo que es bueno darle una oportunidad.

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